SALA HABITANTES ORIGINARIOS
SALA HABITANTES ORIGINARIOS
Las primeras culturas que habitaron esta región lo hicieron desde hace al menos 7.000 años. Hasta el advenimiento de la “conquista” de esta parte de América fueron sociedades tribales de vida nómade de amplia circulación por el territorio de la pampa y la Patagonia.
Los pueblos tehuelches (del mapudungun: chewel che "gente bravía) es un conjunto de etnias amerindias de la Patagonia y la región pampeana que compartían varios rasgos culturales y en algunos casos hablaban diferentes lenguas emparentadas entre sí. Se calcula en no más de 100.000 los habitantes tehuelches, pehuenches y onas que se movían por el sur del continente americano.
A partir del siglo XVII se comienza un activo proceso de poblamiento e influencia cultural de tribus del otro lado de la cordillera, actual territorio de Chile. Este desplazamiento de los grupos araucanos en busca de nuevos alimentos, territorios, tranquilidad y búsqueda de alianzas para contener a españoles u otras tribus enemigas, se llamó “araucanización de la pampa”.
Nuestra zona hoy se caracteriza por los testimonios araucanos, notorio esto en los topónimos.
Carhué es un vocablo mapuche que significa Lugar Verde o de Verdor: “Car-hué”: CARRE, Verde o verdor; HUE, Lugar o donde hay. Esta descripción habla muy bien de la importancia de este territorio de Carhué para los araucanos que venían desde Chile. Era una especie de corral natural cercado por las lagunas encadenadas, las sierras de Ventania y los bosques de caldenes, conteniendo excelentes pastos, arroyos y lagunas de vital agua.
La principal actividad de estas tribus araucanas por decenios había sido recoger ganado cimarrón y trasladarlo allende la cordillera, en donde se canjeaba. Los caminos usados se denominaron “rastrilladas” y la más conocida fue la “Rastrillada de los Chilenos”, que pasaba en las cercanías de Carhué.
Las primeras referencias históricas de nuestra zona datan de fines del siglo XVIII con las expediciones en busca de sal a yacimientos descubiertos en las Salinas Grandes (LP).
A sabiendas de la importancia del recurso, hacia 1834 en las Salinas Grandes se asentó CALLFUCURÁ, bravo cacique que será el soberano de estas tierras por más de 40 años, muriendo en 1873. Serán conocidos como “Indios Salineros”. Dicen que Callfucura murió exclamando “NO ABANDONAR CARHUÉ AL HUINCA”.
Su hijo, Manuel Namuncura, ya septuagenario, asume el legado de Callfucura, sin embargo el gobierno argentino tenía ya fuertes planes de ocupación del territorio y la erradicación de las tribus existentes. En 1876 se iniciaba la Campaña al desierto, encabezada por el Presidente Avellaneda y el Mtro de Guerra Dr. Adolfo Alsina.