Conoce mas de la sala ocupacion militar
FORTINES, UNA ZANJA Y EL TELÉGRAFO
El Ministro de Guerra Dr. Adolfo Alsina había previsto la construcción de fuertes en cada uno de los puntos elegidos a ocupar, un centenar de fortines y a retaguardia, 771 kilómetros de líneas telegráficas.
La célula del sistema defensivo que planteó Alsina en 1876 fue indudablemente el Fortín.
Las Comandancias servían como asiento del comandante y de los regimientos. A izquierda y derecha de estos cuarteles se establecían fortines a una distancia promedio de 5Km, aunque en ocasiones la separación era menor, particularmente en puntos críticos de la línea como fue Carhué. (30 fortines en 52 km de frontera con una distancia de menos de 2km.).
Para su construcción se elegía el punto más favorable para cumplir con eficiencia con su misión de vigilancia y defensa. Es por esto que la mayor parte de estos se levantó cerca de arroyos o jagüeles, de provisión de leña, de pasos en los arroyos, en las lomadas más altas de la región, etc.
En esta zona más complicada para conseguir materiales de calidad, se utilizó para la construcción de paredes y parapetos el césped , el “chorizo” y en algunos casos el adobe, lo que les daba a estas defensas un aspecto más bien rústico o primitivo. Para techar en los casos que había ranchos se utilizaron por lo común carrizos o totoras cubiertos con barro.
Respondiendo lógicamente a lo que el terreno proveía, casi todas las fortificaciones se levantaron con paredes de césped, es decir, con bloques de tierra cortados con pasto y todo, colocados a modo de ladrillo.
Aunque respondían a similares indicaciones en cuanto a las posibilidades de defensa que debían aportar, es evidente que dentro de estos parámetros había muchas diferencias, algunas de las cuales respondían al mismo terreno, y no pocas al celo de los comandantes de frontera.
En los fortines de 1876 no existían casi los mangrullos y empalizadas por la falta de palos en la región. De ésta manera tenían mangrullo pero de césped, del mismo material que los muros defensivos.
LOS FORTINES DE 1876 (División Carhué)
Según el Coronel Nicolás Levalle los 31 fortines de la División Sur o Carhué a su mando, respondían a estas características: “...forma circular con 16 metros de diámetro, cada uno con un foso de cuatro metros de ancho sobre tres metros de profundidad, contra-foso a 9,60 metros del foso, y correspondiente corral de las mismas dimensiones del Fortín.”
Estanislao Zeballos aporta valiosas descripciones de los fortines: 24 de Mayo (Comandancia Línea Derecha): “...con comodidades para cien hombres y sus caballos, todo dentro de fosos. La entrada guardada por dos túmulos de tierra, dominados por la artillería, ubicada sobre el baluarte central”.
Fortín General Sucre: “...con su foso exterior coronado de tierra, que oculta el foso interior con su explanada entre zanjas, para encerrar caballos y para casas de la tropa, con su alto bastión central terminado en un mirador o atalaya.”
Y Atreucó (Fortín Villar): “...guarnecido por cuarenta soldados a las órdenes del Teniente Faustino Bustamante, que hacía de descubierta o vanguardia de la división Carhué. Este asilo en medio del desierto, la última población civilizada que hallaba a mi paso, es un túmulo de tierra, rodeado de fosos. Sobre el túmulo hay una pobrísima choza, donde Bustamante residía, mientras la tropa se albergaba en ramadas a su alrededor.”
Tanto el informe oficial como los datos de Zeballos, apuntan a la ausencia de mangrullos y empalizadas, no variando mucho de las características de los fortines de los otros sectores de la frontera.
Si había una diferencia topográfica entre los territorios que dominaba la Frontera de 1870 con respecto a la de 1876, y que influía de alguna manera en las estrategias militares, era el aumento considerable de médanos y cuchillas, algunas de hasta seis metros sobre el nivel del suelo. Era muy diferente a los extensos territorios llanos sobre los cuales había operado con anterioridad el ejército.
EL TELEGRAFO
Uno de los elementos claves en la Campaña al Desierto fueron las nuevas tecnologías como el Telégrafo. El telégrafo, dispositivo de telecomunicación destinado a la transmisión de señales a distancia, nació el 24 de mayo de 1844 en Estados Unidos y llega el 5 de mayo de 1869 a nuestro país de la mano de Sarmiento.
El proyecto de traerlo a Argentina había sido de Mitre, Alsina y el Ing. Tomás Allen. Su utilización fue militar y tuvo su bautismo de fuego en 1871 en el levantamiento del Caudillo entrerriano López Jordán.
El telégrafo fue para el Ministro Alsina tan importante como las armas y las fortificaciones, es así que desde Azul se construyó una línea que, llegando a la Nueva Frontera, la dejaba conectada a la Capital y al mundo. Eran 771 Km. de líneas telegráficas.
El 10 de febrero de 1876 el sargento Ing. Santiago Buratovich asumió la dirección en la construcción de la línea telegráfica militar que uniría Bs. As con la Frontera Sur. Con un avance de una legua por día, 13 postes por km, llegó a Puán el 19 de febrero de 1877.
Desde los fuertes o Comandancias partían líneas telegráficas a un determinado fortín a mitad de cada línea de fortines, lo que permitía conocer al instante lo acontecido en las avanzadas. En la Actualidad la Ruta Provincial Nº 60 se la denomina Camino del Hilo, justamente porque recorre el camino que consolidó el telégrafo.
UNA ZANJA DE 610 KM
Todo este sistema defensivo estaba a cargo del Ing. Francés Alfred Ebelot.
Una de las estrategias del plan de Alsina que más controversia causó fue una zanja que debía cruzar toda la provincia de Buenos Aires. Alsina sostenía que la zanja “… hará imposible las grandes invasiones y difíciles las pequeñas.” Se inclinó por ello en virtud a lo escaso de los recursos, pues se podía haber colocado obstáculos como alambradas, cadenas o postes de hierro.
La zanja reunía todas las características a los atrincheramientos defensivos. Sobre la capacidad defensiva del foso, Alsina afirmaba haberlo adoptado buscando oponer un obstáculo que contuviera las invasiones demorando el asalto; Preveía que para ser franqueado por los atacantes, estos deberían detenerse ante la valla, lo cual permitirían adoptar las precauciones necesarias para asumir la defensa y oponer resistencia. Si lograban franquearlo existían mayores posibilidades de infringirles daño, reprimiéndolos y evitando que escapasen con el botín logrado, por la dificultad de la barrera a salvar. A esto debe tenerse en cuenta la adopción proyectada del telégrafo.
Pero Alsina debió combatir contra la grave situación económica del país y con los opositores políticos que entablaron una campaña detractora del plan y de su persona misma.
Solo se cavaron 374 km, desde Fortín cuatreros en Bahía blanca hasta la Laguna La Amarga, al sur de Córdoba. La zanja no fue un obstáculo insalvable, ni siquiera cuando se retiraba con sus arreos. La obra, pese a las críticas y burlas, a un alto costo y con muchas dificultades se terminó. Su fracaso quizá se debió más a razones tácticas que estratégicas, ya que su cuidado y defensa requería contingentes mucho mayores que los que se destinaron a esos fines.
El penoso trabajo de su construcción fue encarado por los soldados, obreros civiles, presidiarios y hasta inmigrantes contratados.
En lo referente a parte de la zanja construida en la Frontera Sud que, comprendía la traza desde Guaminí hasta el fortín Lomas Valentinas, había sido considerado como suficientemente defendido; especialmente por su situación estratégica, por el número considerable de fuerzas que lo guarnecían y por la buena disposición de los numerosos fortines que custodiaban su escaso frente de ocho leguas. En efecto, todo ello había aconsejado la resolución de reservar la realización de las obras de fortificación en ese sector para la final, de tal modo que hasta diciembre de 1877 no había zanja en ese tramo de la frontera.
No obstante ello, el Director de las obras, el Ing. Francés Alfred Ebelot había trazado el proyecto de zanja, aconsejando que al izquierda de Carhué se aprovechase el obstáculo natural que ofrecía el arroyo Pichi-Pul, de márgenes abarrancadas, ya que únicamente sería necesario fortificarle en los tramos en que sus costas eran bajas, y que en el flanco derecho el trabajo principal consistiese en ligar las lagunas de Epecuén, Barrancosa (La Paraguaya) y del Venado con sólo 7 Km. de zanja cuya apertura no encontraría dificultades porque los terrenos eran apropiados para los trabajos de excavación...”
NICOLAS LEVALLE, FUNDADOR DE CARHUE
Había nacido en el Reino de Italia, en Cicagna, Chiavari, Provincia de Génova un 6 de diciembre de 1840, arribando a Buenos Aires a la edad de cuatro años junto a otro hermano y sus padres, Benedicta Daneri y Lorenzo Levalle.
Levalle se casa en Buenos Aires, el 12 de mayo de 1865 a los 25 años con Aurelia Ferreira, porteña, de 21 años, hija de José Ferreira y Josefa Zeballa, los cuales criaron tres hijos, un barón al que bautizaron Nicolás Melitón, y dos mujeres, una de ellas Aurelia casada con Pedro Gallo y que vivió en Carhué hasta 1910 aproximadamente. Sobre la otra hija se sabe que estaba casada con el Tte. Crnl. Alfredo Cabot y que era compañero de armas con Melitón.
El hijo de Levalle (probablemente no con Aurelia a juzgar por las fechas brindadas por la bibliografía) llamado Nicolás Melitón, falleció en Buenos Aires el 21 de junio de 1888, a la edad de 29, ostentando la Jerarquía de Teniente Coronel, dejando a Levalle un nieto pequeño –Nicolás Antonio Levalle- el que estaría en 1901 como tripulante en el vapor el cual lo trasladó a Francia con el objetivo de curarse
Su vitalidad ocultaba una enfermedad. Grande era su sufrimiento, es así que en 1901 el gobierno del presidente Julio A. Roca, en virtud de su servicio al país, costea todos los gastos necesarios para su curación en Europa. En abril zarpó llegando a Búrdeos, de donde se trasladó de inmediato a Paris, ingresando el 19 de mayo en la Maison de Sant Jean de Dieu, en donde fue operado el día siguiente del tumor que tenía en el labio inferior, producto de su hábito al tabaco y en especial a los “toscanos”. Regreso a fines del mismo año y el 31 de diciembre era nombrado Jefe de la Región de la Capital.
Desgraciadamente la vida restante del valiente General iba a ser breve, pues falleció en Buenos Aires el día 28 de enero de 1902, a la 1 y 55 de la tarde, decretando inmediatamente el P. E. bandera nacional a media asta los días 29 y 30. Aquí los edificios públicos hicieron lo mismo e incluso en la sociedad Italiana, del cual era miembro honorario, también alzaron la bandera a media asta. Fue para Carhué perder a su creador e impulsor y a un asiduo visitante a estas tierras que pese a haber poseído enorme cantidad de tierras en el distrito producto del premio otorgado por el gobierno, la bóveda en la que descansó por varios años en el Cementerio de la Recoleta fue prestada por un amigo.
En su despedida final hizo uso de la palabra, en nombre del "Círculo Militar", su presidente, el general José I. Garmendia, quien expresó lo siguiente: "Aquí en este modesto sarcófago: que no es suyo, prestado por la piedad de un amigo; aquí ante este féretro tan venerado para el soldado argentino y casi olvidado para aquellos que no han conocido los sacrificios del ejército, porque la ingratitud de los pueblos es un proverbio; venimos sus compañeros de armas a dar nueva vida por un momento a aquel intrépido adalid de las pasadas glorias que también se le pudo llamar el bravo de los bravos.”
Por su condición de Masón también se le tributó un funeral en la Logia Libertad de Capital federal. Desde 1869 en que ingresó a la Masonería tuvo una actuación destacada y era directivo de la Gran Logia al fallecer, por lo que el Arzobispo Espinosa prohibió a los capellanes militares tributar honores al ilustre muerto.
LEVALLE EL MILITAR
Inicia su carrera militar como aspirante en la Academia Militar el 10 de octubre de 1857. A partir de allí su vida nunca se alejaría de las armas del Ejército Nacional. Participó en casi todas las acciones bélicas y combates en que el estado Argentino tuvo que enfrentarse.
ACCIONES BELICAS EN QUE PARTICIPÓ
- BatalIa de Cepeda.1859
- Batalla de Pavón. 1861
- Formò parte de la guarnición de la Frontera Norte de Buenos Aires con asiento en Rojas y Junín.
- Campaña de/ Paraguay Año 1865. Batalla de Yatay. Toma de la Uruguayana. Posesión de la fortaleza de ltapirú. Año 1866
- Combate del Estero-Bellaco. Batalla de Tuyutí. Combate del Boquerón, en donde fue herido. Asalto de Curupaytí. Año 1868
- Ataque a la fortaleza de Humaitá y Combate naval Las Canoas. Campaña de Pikiciry Batalla de Lomas Valentinas. Año 1869
- Asalto de Peribebuy, y algunos encuentros precursores a éste.
- Campaña de/ interior de la República año 1867 a las órdenes del Gral. Paunero. Combate del Portezuelo y Batalla de San Ignacio.
- Intervención de la provincia de Santa Fe con el Gral. Conesa, puesta en armas contra su Gob. Don Nicasio Oroño.
- Campaña de Entre Ríos contra las huestes de López Jordán. 1870-1871 - Intervención en todas las acciones de guerra que se produjeron.
- Campaña contra López Jordán 1873-1874 Combate de Don Gonzalo en donde fue herido. Combate de Talita.
- Combate de San Carlos contra Catriel. 1872
- Campaña en la provincia de Bs. As. contra los revolucionados de septiembre de 1874.
- Campañas de avance de la línea de fronteras en la pampa y campaña al Río Negro 1876-1879. Ocupación de Carhué.
- Enfrentamientos con aborígenes: Laguna de Paragüil contra Juan José Catriel (1876) Ataque de las tolderías de Chiloé del Cacique Namuncurá.
- Levantamiento del doctor Tejedor, Gob. de Bs.As. contra el gobierno de Avellaneda. 1880 Combate del Puente de Barracas 2Oy 21 de junio
- Sublevación del Parque, 1890.
- Campaña contra la sublevación ocurrida en Rosario. 1893.
En relación a su actuación en el proceso que se denomina Campañas Al Desierto se debe reseñar que en 1875 fue nombrado jefe de la frontera Sud de Buenos Aires, con asiento en Blanca Grande y después en fuerte Lavalle. El 14 de abril de 1876 partió de Blanca Grande en dirección a Carhué, punto este último, que el Coronel Levalle ocupó el 23 de abril de 1876, después de penosos encuentros con los indígenas, entre ellos el librado en las proximidades de la laguna de Paragüil el 6 de marzo, en el que derroto a la tribu de Juan José Catriel. En noviembre-diciembre del mismo año permaneció destacado en fuerte General Paz. El 10 de enero de 1877 atacó en sus propias tolderías de Chiloé al cacique Namuncura, obligándolo a ponerse en retirada hasta unas 20 leguas más al oeste.
El 21 de enero de 1877 efectúa la fundación del Pueblo Adolfo Alsina (Carhué)
El 25 de noviembre de 1878, teniendo conocimiento de que Namuncura se preparaba para efectuar una invasión al frente de 2.000 indios, el Coronel Levalle salió en su busca y dio una batida general en una zona comprendida entre Guaminí, Carhué, Puán y Bahía Blanca, en sus frentes hasta el Colorado, recorriendo un trayecto de más de 250 leguas. Se traban algunos combates y se logran muchas sorpresas, como la del 7 de diciembre, consiguiendo rescatar cautivos y haciendas, productos del robo.
En la expedición al Río Negro, bajo el Superior Comando del General Roca, al año siguiente, el Coronel Levalle mandó la 2º División. El 4 de septiembre de 1879 fue nombrado jefe de las fuerzas de Carhué, Puán, Guaminí, Trenque Lauquen y fuerte Argentino.
Fue fundador del Circulo Militar y el 24 de julio de 1881 elegido primer Presidente.
LEVALLE, EL MINISTRO
El 12 de octubre de 1886, fecha en que fue nombrado Ministro de Guerra y Marina mandó las fuerzas del Ejército que ocuparon la línea del Uruguay con motivo de la invasión de Arredondo al Estado Oriental, teniendo Levalle a sus órdenes, además, el transporte “Azopardo”.
Dejó el Ministerio el 7 de febrero de 1887 para ir a ocupar la jefatura de E. M. G. que desempeñó hasta el 18 de abril de 1890, fecha esta última en que pasó nuevamente a ejercer el cargo de Ministro de la Guerra, que recibió el mismo día. Al producirse el movimiento revolucionario armado el 26 de Julio de aquel año, Levalle obró con tal energía, que gracias a su valor y pericia, la subversión pudo ser dominada; a la cabeza de las fuerzas leales se apodero del Parque de Artillería que se encontraba en mano de los rebeldes.
Por su comportamiento en aquellas luctuosas jornadas, fue promovido a Teniente General “sobre el campo de batalla”, con fecha 27 de aquel mes y año.
Continuo ejerciendo el Ministerio hasta que terminó la Presidencia del Dr. Carlos Pellegrini, el 12 de octubre de 1892. El 4 de noviembre del mismo año se le acordaron 6 meses de licencia que se prorrogaron con otros 3 más.
Con motivo de los sucesos revolucionarios de 1.893, el 20 de septiembre de este año fue nombrado jefe de las fuerzas nacionales destacadas en Córdoba, Santiago del Estero y La Rioja. Operó contra los sublevados que se hallaban en Rosario.
El 11 de febrero de 1895 fue designado Presidente de la Junta Superior de Guerra hasta el 19 de mayo de 1897, en que fue nombrado por tercera vez para ejercer la cartera de Guerra y Marina, siendo el último que desempeñó el Ministerio de las dos instituciones armadas. El 12 de octubre de 1898, al abandonar la Presidencia el Dr. José Evaristo Uriburu, el General Levalle paso a la “Lista de Oficiales Generales”.
El 11 de abril de 1901 se le acordó licencia para trasladarse a Europa en busca de un alivio a su salud cruelmente quebrantada.