ACLARACIÓN: Esta biografía no busca ser una investigación genealógica completa ni detallada. Más bien, intenta ofrecer un pantallazo general sobre el origen de los vecinos que formaron parte de la vida cotidiana del barrio durante el siglo XX: de dónde venían, qué familiares tenían (aclaro nuevamente que no es un relevamiento exhaustivo), qué hicieron y dónde vivieron. También tiene la intención de servir como punto de partida para quienes deseen seguir profundizando, ya sea por interés en la genealogía o por ser descendientes de alguna de estas familias.
Los hermanos Martínez
Francisco y Ángel Martínez fueron parte del Paraje Cilley entre principios del Siglo XX y hasta la década del ’60 aproximadamente, dejando una huella en nuestro vecindario por su arduo trabajo y la particularidad de uno de ellos, Francisco que tenía una vitrola la cual entre los años ’30 y ’40, llevaba a las chacras donde había reunión, ya sea por yerras, carneadas, cumpleaños y/o casamientos, con la que amenizaba dichos encuentros. Incluso su vitrola en alguna ocasión ha sonado en los bailes que organizaba la Escuela N°2 en el galpón de Swenger para recaudar fondos.
Por tal motivo, desandaremos un poco sobre la historia de la familia de estos hermanos, cuyos datos nos remontan al año 1824.
Los antepasados más remotos de los hermanos Martínez son sus bisabuelos, Salvador Martínez (nacido en España y fallecido aquí en Argentina) e Isabel Arce, nacida en 1790 en la localidad de Ranchos, Partido de General Paz, Provincia de Buenos Aires.
Sin poder precisar en qué año entró Salvador al país y en qué año tuvo lugar su casamiento, es preciso indicar que ambos eventos fueron anteriores a 1812 cuando se registra el nacimiento de su primera hija, Margarita, en la localidad de Ranchos (tal como su madre).
Aparte de Margarita, tuvieron al menos 5 hijos más: Petrona Celestina (nacida en San Vicente en 1815); Juan Ignacio (nacido en San Vicente en 1818); Ciriaco, nacido en 1822; Santiago Desiderio, nacido en 1824; y Manuel, nacido en 1826.
Presumiblemente, luego de este último evento Salvador muere, ya que el 7 de septiembre de 1830 se produce el deceso de Isabel, a la edad de 40 años en la localidad de Chascomús, indicando en su acta de defunción que su marido ya se encontraba muerto. De ser así, sus hijos quedaron solos a muy temprana edad ya que la mayor tenía 17 años y el menor tan solo 4.
Por los datos obtenidos, la familia Martínez-Arce anduvo por las localidades de Ranchos (Partido de General Páz), San Vicente (Partido homónimo); y Chascomús (Partido homónimo).
De sus 6 hijos nos abocaremos solamente al abuelo de los hermanos Martínez del Paraje Cilley: Santiago Desiderio:
Santiago Desiderio Martínez tenía tan solo 6 años cuando se quedó sin sus padres, desconociendo quién lo terminó de criar (su hermana mayor o tíos). Contrajo matrimonio el 10 de julio de 1864 en la localidad de Tandil con la Señora Antonia del Rosario Junco, nacida el 17 de agosto de 1837 en la localidad de Río Primero, Provincia de Córdoba, hija de José Julián Juncos (nacido en 1803) y María Marta Gutiérrez (nacida en 1810).
Del matrimonio Martínez-Junco nacieron: Enriqueta (nacida en Balcarce en 1865); Ángel (nacido en Loberia en 1866); Raymunda (nacida en Tandil en 1867); y Salvador (nacido en 1875).
No hay más datos de Santiago Desiderio y su esposa Antonia del Rosario.
De los cuatro hijos de Santiago y Antonia, nos centraremos en Ángel, el padre de los hermanos Martínez que vivieron en nuestra zona.
Ángel se casó en Tres Arroyos el 6 de febrero de 1887 con Eleonora Ailan, nacida en Tandil en 1868, e hija de Ruperta Ailá[i]. En esta localidad vivieron en la zona rural como “labradores” (según indica acta de matrimonio). De acuerdo al nacimiento de sus 12 hijos, podemos indagar acerca los lugares por donde se fueron moviendo.
Para 1889 ya se encontraban en la zona rural del Partido de Coronel Príngles, donde nació su segundo hijo el 3 de junio de ese año, llamado Ángel Martínez (luego vecino del Paraje Cilley). Su primer hijo (el cual no es legible su nombre) nació en 1888, pero solo lo encontré junto a sus padres en el censo de 1895 con siete años de edad, motivo por el cual no podría indicar dónde nació.
Luego, en este mismo lugar nacieron tres hijos más: Demetria el 8 de octubre de 1891; Domingo, nacido el 7 de octubre de 1892; y Nemesio, nacido el 30 de octubre de 1894.
El 10 de mayo de 1895 todavía se encontraban en el Partido de Coronel Príngles, específicamente en el Cuartel 9°, ya que ese día son censados. Además, en dicho censo figura como hacendado. Entre esa fecha y 1901 emigran hacia el Partido de Adolfo Alsina, ya que se encuentran en este lugar el día 15 de enero de dicho año, bautizando a su cuarto hijo, Francisco nacido un 4 de octubre de 1897 (desconocemos si nació en Príngles o en Carhué).
Aquí se instalaron definitivamente y nacieron el resto de sus hijos: Josefa un 7 de febrero de 1899; Leonora, el 28 de junio de 1901 (abuela de la maestra carhuense Claudia Nievas); Isidoro, nacido el 4 de abril de 1904 (fue bautizado el 28 de marzo de 1905 indicándose en el acta bautismal que se encontraban domiciliados en el Cuartel VII del Partido); María Manuela nacida en 1905; Margarita, nacida el 18 de junio de 1906; y Luisa.
Ángel falleció, ya viudo, de una bronconeumonía a los 60 años el 30 de octubre de 1926 en el Cuartel II de nuestro partido y está consignado como agricultor. Evidentemente, estuvo viviendo en los alrededores del Paraje Cilley en sus últimos años, junto con algunos de sus hijos, lugar donde Francisco y Ángel, hicieron gran parte de sus vidas.
En un anuario del Ferrocarril Midland de 1930, aparece un “Ángel Martínez e hijos” como chacareros propietarios. Si bien ya no quedan vecinos vivos de esos tiempos para poder indagar sobre este aspecto, es evidente, por las coincidencias, que han sido propietarios en el Paraje Cilley al menos hasta 1930. Como no tenemos más datos, queda abierta la inquietud para futuras investigaciones (cantidad de campo, ubicación, etc.).
Sus hijos:
De los 8 hijos de los que tengo datos, solo una se fue de Carhué, los varones fueron todos solteros, casándose solo las mujeres.
Francisco:
Francisco Martínez vivía en un cuadro de 50 hectáreas propiedad de Felipe Amigo, en un montecito de eucaliptus, cerca de la Escuela Nº2. Entre los años ’30 y ‘40, se lo conocía por tener una vitrola, algo único en el paraje por aquel entonces. Esa rareza lo volvía imprescindible en los eventos sociales de la zona, en una época en la que, para escuchar música en una reunión, se dependía de que alguien tuviera una guitarra… y supiera tocarla. Por eso, cuando había alguna reunión o baile en el campo de algún vecino, muchas veces en lo de Luis Corradini, e incluso, en ocasiones, en los actos de la escuela, a Francisco lo llamaban para que llevara su aparato y animara la fiesta. Donde había una celebración, allí estaba Francisco Martínez con su vitrola.
En el aspecto personal nunca se casó y siempre vivió solo en ese ranchito. Según lo recuerda mi padre cuando era niño y él ya una persona entrada en años, Francisco era un hombre de mediana estatura, un tanto robusto, morocho con bastante pelo el cual usaba corto y de boca grande (extendida). Caminaba derecho, pero no muy ágil.
El rancho de Francisco era totalmente de adobes. Tenía tres ambientes con puerta al exterior cada uno (cocina, pieza y otro más), y el excusado en la parte de atrás. La parte trasera de su rancho estaba orientada al sudoeste y el frente al nordeste con tamariscos rodeándola especialmente en su parte posterior. Esto era casi una constante en los ranchos y casas de aquella época: tamariscos como cortina de defensa cubriendo la parte noroeste, oeste, sudoeste, sur y sudeste, que serían los lados donde se avecinaban los fenómenos meteorológicos violentos. Las puertas de los ranchos, por el motivo antes mencionado, también miraban al nordeste. Cuando uno entraba a la chacra de Francisco (la entrada era desde la calle que va a la escuela, casi a la mitad, un poco antes yendo desde lo de Swenger) a la izquierda del rancho tenía su amplia quinta es decir que, si uno salía de la cocina, la quinta y la huerta quedaba a la derecha. La bomba (no había molino) estaba al frente del rancho, un poco hacia la quinta[iii].Tenía ovejas, chanchos no tenía y vacas no sabemos. No andaba a caballo, pero tenía un sulki de color negro.
Las 50 hectáreas donde estaba Francisco no eran de él sino que lo alquilaba a medias con su hermano Ángel, aunque éste vivía en el campo de al lado que era de Besagonil. Este campo donde estaba Francisco era de Felipe Amigo (tío del Ñato), actualmente de Jorge Amigo, nieto de Felipe e hijo de Felipe Amigo (hijo) al que apodaban Milonga. Este Jorge vive en Buenos Aires y por varios años se lo supo alquilar a Omar Audisio.
Francisco emigró para el lado de Espartillar y desconozco el lugar de su deceso[iv].
Ángel:
Ángel Martínez vivía en el campo que se encontraba al lado de las 50 hectáreas donde vivía Francisco, hacia el oeste. También eran 50 hectáreas, pero propiedad de Besagonil, donde antes habían vivido los Rissone. Ángel estuvo muchos años trabajando para Besagonil. Éste tenía carnicería, entonces compraba hacienda que depositaba en ese campo donde Ángel vivía en un ranchito y se encargaba de cuidar los animales que engordaban allí y llevarlos luego al matadero de Epecuén (llevaba de a dos o tres animales, según lo que se iba a carnear para esa semana). Mi padre rememora que Ángel Martínez en abril de 1967 tenía alrededor de 80 años y todavía andaba en caballo llevando vacas y novillos al matadero como si fuera un hombre de la mitad de su edad. “A Ángel nunca lo vi en otra cosa que no fueran los caballos”, cuenta mi papá Carlos Blengio quién lo conoció, “era de la misma estatura que Francisco, pero más delgado con bigote chico y algo encorvado. Usaba bombacha un tanto angosta y alpargatas, también usaba sombrero, pero más pequeño que el de Francisco. Ángel tenía rancho de adobes de dos ambientes, creo.”[v]
Sin embargo, terminó sus últimos días en el asilo de ancianos de Carhué, luego de una trombosis cerebral, donde murió (soltero) el 27 de diciembre de 1972.
Para ubicarnos en el espacio:
Para ubicar espacialmente los campos donde vivían Francisco y Ángel Martínez, diremos que, desde la calle real, las primeras 50 has. eran de Vaqueiro/Raggi (ahora de Martelli). Calle por medio estaban las 50 hectáreas donde vivía Ripa (campo de Manuel Núñez) que fuera luego de Manolo Alesso, frente a la escuela camino por medio. Las otras 50 eran donde vivía Francisco (propiedad de Felipe Amigo). Las 50 que le siguen de la de Francisco eran de Besagonil (ahora de Carcedo) donde vivía su hermano Ángel Martínez. Las 50 que siguen a las de Besagonil, eran propiedad de Eduardo Sarasúa casado sin hijos y también carnicero. La entrada a ese campo estaba por el lado de lo que hoy es el horno de Eduardo Ebert, y se llamaba “El Pinzipio” con “z” (cartel puesto por el mismo Sarasúa). Esas luego las compró Osbel Sagasti a medias con su cuñado Manuel “Manolo” Álvarez Ania (marido de Chela Sagasti y suegro de Bruno Mauggeri). Las siguientes 50 has. eran de Felipe Amigo (hermano de Jesús Amigo, padre del Ñato) que con su esposa Emilia González terminaron de criar a sus hijos ahí en el monte que se ve desde la calle (Felipe con todos sus hijos habían venido de la zona de Masallé). Este campo también lo compró Osbel (ahora ambos campos son de su hijo Jorge Sagasti). Por último, calle por medio está el triángulo (que hace un martillo en su lado noroeste) que fuera hasta los años ’60 de Eduardo Corradini (de quién hablamos en un artículo anterior), hoy propiedad de Urrutia y que limita, con el camino-circunvalación de la playa de la ex Estación J.V Cilley propiedad de mi abuelo Julio Blengio desde 1948. (Ver mapa)
Colaboración:
[i] Evidentemente, madre soltera quién puso su apellido a la beba.
[ii] De Ruggero Corradini escribí sobre esta familia en un artículo anterior.
[iii] Anécdota de mi papá Carlos Blengio cuando era chico, de quién extraje descripciones de Francisco martínez: “Yo recuerdo que fui por lo menos dos veces a comprarle cebollines mandado por mi madre. Recuerdo que él me decía que también tenía cebolla “inverniza” y en una de esas veces había muchos tábanos y él se quejaba porque esos bichos lo picaban a él y a mí. Y es ahí que yo aprendí que esos bichos se llaman tábanos.”
[iv] De todas maneras, es posible que hay vuelto a Carhué donde falleció. Y esta suposición nace en el hecho de que en los registros del cementerio de Carhué se consigna el fallecimiento de un Francisco Martínez ocurrido el 6 de agosto de 1985 a los 87 años. Esta edad retrotrae al año 1897 como año de su nacimiento, que concuerda justamente con la fecha de nuestro personaje. Como profesión aparece “peón de campo”.
[v] Recuerdos de Carlos Ernesto Blengio
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